04 Jun El tren sellado
Hola,
Un día como hoy, el 4 de abril de 1917, Lenin pronunció un discurso en el Palacio Táuride de Petrogrado en el que expuso las llamadas Tesis de abril. Esta serie de ideas planteaban sin ambages la siguiente fase de la revolución, que consistiría en la toma del poder por parte de los soviets.
Lenin había regresado del exilio en Suiza en un tren sellado (al que los alemanes no podían acceder) que atravesó Europa y cuyo destino era incierto a su llegada a Rusia. Pero cuando el tren entró en la estación había cientos de miles de trabajadores esperándole. Sonó La Internacional.
Estaba a punto de comenzar lo que John Reed llamó los «Diez días que conmocionaron el mundo», durante los cuales ese fantasma que recorría Europa enarbolando una bandera roja iba a terminar con el Antiguo Régimen y el absolutismo a través de la inminente Revolución de Octubre.
En 2015 publicamos nuestro libro Te cuento…los tres cerditos, con el cuento de Emilio Silva «Lobo y los tres cerditos», que narra el proceso de desahucio de una familia y cómo resisten a la comisión judicial con todas sus fuerzas.
El cuento se acompaña por un trabajo fotográfico de Clemente Bernad sobre la vida, el trabajo y la lucha del colectivo jornalero de Andalucía. En las fotografías hay muchos trenes. Ninguno de ellos está sellado ni devuelve a Rusia a un líder histórico que cambiará la historia del mundo, pero están llenos de jornalerxs sin tierras que no viajan de vacaciones ni por placer, sino que viajan a diversas campañas de recolección de fruta y verdura, lejos de sus casas.
En esos trenes se viajaba, se vivía, se comía, se descansaba…, y se soñaba con cambiar las cosas. En esos trenes también lxs jornalerxs se organizaban políticamente para reclamar tierras y planificar huelgas y ocupaciones de latifundios propiedad de grandes terratenientes. Y lo hicieron.
Si te interesa el libro, puedes adquirirlo en nuestra tienda. Lo vas a disfrutar.
Salud.
PD. Durante su exilio en Suiza, Lenin fue capaz de pasar desapercibido a los ojos escrutadores de los servicios de inteligencia internacionales, que por entonces tenían controlado a cualquiera que pasara por allí, en plena Gran Guerra. Pero no a Lenin. Se alojaba en casa de un zapatero remendón. No hacía vida social, no asistía a reuniones ni a cafés, sino que vivía completamente retirado con su mujer en una pequeña casa anodina, de forma discreta, sin que ni siquiera sus vecinos supieran quién era ni a qué se dedicaba, aunque visitara frecuentemente la biblioteca.
PD2. El 15 de marzo, el bibliotecario se dio cuenta de que a las nueve de la mañana su silla en la biblioteca estaba vacía. Dieron las nueve y media, las diez. Ya no regresaría nunca más. En los periódicos había aparecido este mensaje de Gorki: «¡Volved todos a casa!¡Agrupaos! ¡Uníos!». El momento había llegado.
PD3. El campo andaluz y el campo europeo han cambiado. Muchxs otrxs jornalerxs llegaron de más allá del mar para incorporarse a la vida, al trabajo y a la lucha jornalerx. Hacen falta más trenes. Quizá sellados.
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