Afrodita

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Hola,

Un día como hoy, el 8 de abril de 1820, un campesino llamado Yórgos Kendrotás descubrió en la isla de Milo (o Melos) un busto mientras recogía piedras para construir un muro. Era una estatua que representaba a una mujer y estaba semienterrada, en dos pedazos. Yórgos cogió uno de los pedazos y lo llevó al pueblo, para tratar de vendérselo a un sacerdote ortodoxo. El otro trozo lo tuvo que dejar enterrado, porque pesaba más de 900 kg. Cerca de la estatua se encontró el fragmento de un antebrazo y una mano con una manzana.

El caso es que la estatua resultó ser la conocida como Venus de Milo, y aunque no se sepa exactamente qué ocurrió y en qué términos se negoció su venta, en 1821 fue presentada al rey Luis XVIII de Francia y entregada al Museo del Louvre. Veinte días después de la salida de la estatua, Grecia declaró su independencia del Imperio Otomano.

Trescientos años antes de que se esculpiera la Venus de Milo, en 416 a. C., tuvo lugar en Milo el célebre «Diálogo de los melios», contado por Tucídides en la Historia de la guerra del Peloponeso, y en el que se explicita el choque dialéctico entre quien amenaza disponiendo de la fuerza y del poder y quien es amenazado, aunque disponga de la razón, de la justicia y de la voluntad de no llegar al enfrentamiento.

En el diálogo, los atenienses —en guerra con Esparta—tratan de convencer a los melios de que se sometan y se unan a ellos contra Esparta, amenazándolos con la aniquilación si se niegan. Los melios rechazan el ultimátum, argumentando que son neutrales y que no quieren enfrentarse ni a Atenas ni a Esparta. Los atenienses intentan hacerles ver que esa postura no es razonable, porque someterse ante quien es más fuerte es una postura comprensible y en absoluto deshonrosa, y así evitarían ser destruidos. Los melios apelan a la moralidad de su negativa, a la razón de la justicia, a sus buenas intenciones y a su voluntad pacífica y neutral.

Tras expresar los atenienses su estupefacción por la falta de realismo de los melios al no someterse a quien es más fuerte, sitiaron la isla y sometieron a sus habitantes a una feroz hambruna. Tras ello, asediaron y tomaron Milo, ejecutaron a todos los hombres adultos, vendieron como esclavas a mujeres y niñxs e instalaron en la isla a 500 colonos atenienses.

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Es la historia de un grupo de mujeres con sus 36 familias en situación de precariedad que en 2012 ocuparon un edificio abandonado propiedad de un banco y se instalaron allí. Los atenienses —perdón, IberCaja y el Ayuntamiento de Sevilla— intentaron convencerlas de que eso no eran formas y que lo mejor era que abandonasen el edificio para intentar buscar soluciones individualizadas para cada caso particular. Ellas se negaron, argumentando que el edificio estaba abandonado y que solo querían vivir en él porque no tenían casa, considerando la ocupación una cuestión de derechos humanos y que su acción ponía de manifiesto que este problema no es marginal, sino que afectaba a todxs, porque todxs tenemos derecho a una vivienda digna.

El Ayuntamiento entonces cortó el agua y la luz del edificio, creyendo que así las familias lo abandonarían. Pero resistieron durante un año. Obtenían el agua de las fuentes cercanas, calentaban la comida en hornillos de gas y lxs niñxs hacían los deberes a la luz de las velas.

Pero el Ayuntamiento e IberCaja no se detuvieron ahí y finalmente la policía desalojó a lxs vecinxs por la fuerza. Como siempre.

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Salud.

PD. Turquía alardeaba de poseer los brazos que le faltan a la estatua, y ofreció colocárselos si Francia les devolvía la Venus, aduciendo que fue encontrada en territorio del Imperio Otomano. André Malraux, el ministro francés que recibió el ofrecimiento, lo rechazó de plano por ser un chantaje cultural, y argumentado que la Venus era tan francesa como la Madelon. La descolonización de los museos aún estaba lejos.

PD2. En el 405 a. C., el general espartano Lisandro expulsó a los colonos atenienses de Milo y envió de vuelta a los supervivientes melios a la isla. Ni casas sin gente, ni gente sin casa.

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