Pero yo no soy ya una niña, ni Caperucita Roja. Yo soy Kaperu, a secas.
Kaperu, con K.
Kaperu, la reina de la ciudad.
—Cuando vuelvas no te olvides de traerme el Sintrom, que me pongo muy mala si no lo tomo —me recuerda mi abuela.
—Tranqui, abu, que no tardaré mucho —le contesto.
—Y ten mucho cuidado ahí fuera, hija, que la calle es una jungla — me repite preocupada, mientras me dirijo hacia la puerta de casa.
Pero yo sé cuidar de mí misma. Me conozco esta ciudad —esta mierda de ciudad—, de cabo a rabo. Los descampados. Los polígonos industriales. Los barrios chungos…
Esta tarde voy a Beirut, a darle los últimos retoques a un gra!ti. Me invitaron a pintarlo las de la Asociación de Mujeres, y también a impartir un taller a un grupo de chicas. Nunca digo que no a esos bolos. No puedo decir que no. Ni siquiera aunque Beirut sea el barrio del Otxoa.
Extracto de «Te cuento..Caperucita roja», con texto de Patxi Irurzun y fotografías de Clemente Bernad. Publicado en noviembre de 2014.
No Comments